CODEM. Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Madrid

Según datos del último informe del Observatorio del Suicidio en España, que recoge los datos de 2022, en ese año se registró un nuevo máximo histórico de suicidios en nuestro país. Así, 4.227 personas, una media de 11,6 personas al día, decidieron quitarse la vida; de esa cifra, un 74% eran varones y un 26% mujeres.

“Estos números son alarmantes y ponen de manifiesto la necesidad del cuidado a la salud mental de la población. El suicidio es un fenómeno multicausal y un problema importante de salud pública”, asegura Rubén Chacón, enfermero especialista en Salud Mental y miembro de la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (AEESME). El experto considera que, en este escenario, es muy importante promover factores de protección de la conducta suicida como son las habilidades para solucionar problemas y manejar conflictos de la vida cotidiana, la gestión del estrés, la comunicación asertiva, los hábitos de vida saludables (alimentación, ejercicio físico, evitar consumo de sustancias, higiene del sueño, etc.), así como el apoyo positivo familiar o de amistades/pareja.

Y añade que “a nivel social, mejorar la accesibilidad a servicios eficaces de salud mental, condiciones laborales estables y dignas, oportunidades educativas y de entretenimiento, vivienda adecuada, entre otras, sería primordial”.

Precisamente el lema propuesto por la Organización Mundial de la Salud con motivo del Día Mundial de la Prevención del suicidio, que se celebra el 10 de septiembre, es ‘Cambia la narrativa’ y tiene como objetivo derribar barreras y crear una cultura de comprensión y apoyo.

Para Rubén Chacón el papel de las enfermeras a la hora de crear esas redes de apoyo es fundamental “ya que generamos conductas de autocuidado que mejoran la calidad de vida y bienestar de las personas, familias, grupos y comunidades”. Del mismo modo, asegura que las consultas enfermeras de Atención Primaria de Salud deben ser espacios seguros y de confianza, donde se pregunte a las personas sobre si tienen ideas de suicidio, proteger su entorno, estar presente escuchando y reconociendo lo que la persona siente, ayudarle a buscar ayuda más específica, si es preciso, y mantenerse en contacto tras la crisis.

“Cada situación se debe atender de forma individualizada desde una visión enfermera holística”, añade.

El experto en Salud Mental insiste en la importancia de aprender a detectar las señales de alerta. En este sentido, recuerda la infografía elaborada por AEESME y el Consejo General de Enfermería que recoge las 13 señales de alerta para la prevención del suicidio.

Un estigma que persiste

El estigma entorno al suicidio continúa y se ha evidenciado que, pese a lo que se creía, no hablar de ello aumenta el estigma aún más. “Debemos poner el foco en el suicidio, eso sí de forma responsable, es una oportunidad para transmitir esperanza, educar y sensibilizar.

Rubén Chacón opina que el suicidio se asocia también con problemas de salud mental, “que siguen estigmatizados, siendo estos un factor de riesgo; pero la suicidiología se debe basar en aspectos psicosociales y contextuales”.

Aconseja que a la sociedad se le tiene que transmitir que la conducta suicida no es una llamada de atención, sino una petición de ayuda. “Las personas buscan aliviar su sufrimiento y se debe poner la atención en otras estrategias de afrontamiento y adaptación. Se debe tomar en serio la declaración que haga la persona respecto a su idea de suicidio”.

Y por supuesto, “hay que cultivar el cuidado. Tenemos que recordar que no siempre se está alegre y feliz, sino que también habrá momentos en la vida de tristeza, de rabia, de miedo. Todas las emociones son válidas y hay que aceptarlas y gestionarlas”.

El suicidio, principal causa absoluta de muerte entre los 15 y 29 años

Según el informe del Observatorio del Suicidio en España, entre los 15 y los 29 años, el suicidio sigue siendo la principal causa absoluta de muerte, por delante de los tumores y los accidentes de tráfico. Ante la pregunta de qué puede llevar a un adolescente a tomar esta decisión, el miembro de AEESME responde que las causas son múltiples. “Los adolescentes viven situaciones de malestar (enfado, ansiedad, tristeza, frustración o desesperanza) y, en algunos contextos, no se sienten escuchados ni comprendidos. Pueden expresar este sufrimiento con conductas autolesivas o ideación suicida porque no logran manejarlo de otra manera”.

En estos casos, las enfermeras son profesionales formadas para fomentar el cuidado de las personas, trabajando en coordinación con otros agentes implicados. Y Chacón añade que “se puede educar a la población en materia de salud y de hábitos generadores de bienestar, promoviendo un estilo activo y proyectos de vida. Por ejemplo, terapia de relajación, autocontrol de la ansiedad y de impulsos, o potenciación de la autoestima”.

Enfermeras especialistas en Salud Mental

Las enfermeras especialistas en Salud Mental actúan desde la prevención de las conductas suicidas, hasta la detección y afrontamiento de las crisis.

Por este motivo reclaman que se adopten políticas de acción sobre los determinantes sociales de la salud y las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, estudian/trabajan y envejecen para mejorar la calidad de vida; y recuerdan que ante sociedades cada vez más individualistas, hacen falta encuentros de las personas en su comunidad, escucharse los unos con los otros y poner el foco en el bien común y global.

Desde la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (AEESME), y con motivo del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, se plantean una serie de acciones para mejorar la calidad de los cuidados y su evidencia científica en materia preventiva, basados en 7 pasos: liderazgo, capacitación, detección, implicación, terapéutica basada en la evidencia, cuidados de transición y mejorar políticas y procedimientos.