CODEM. Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Madrid

El 1 de diciembre de cada año se conmemora el Día Mundial del Sida. Con este motivo, hemos entrevistado a María Escobar, enfermera de consultas de la Unidad de VIH del Hospital Universitario 12 de Octubre. Escobar ha comparado la situación actual de la enfermedad con la década de los 80/90 cuando su conocimiento era muy reciente. Asimismo nos ha explicado cómo están afrontando los pacientes con VIH la pandemia de COVID-19.

Respecto al papel que juegan las enfermeras en el seguimiento del paciente con VIH, hay dos aspectos que no han variado desde su descubrimiento en los años 80: el acompañamiento y la escucha activa, señala esta enfermera. "Somos sus confidentes. Se establece una dinámica de cercanía importante. Somos un referente en estos pacientes debido a que las enfermeras somos la primera puerta que abren cuando son recién diagnosticados. Tanto es así, que nos encontramos con un paciente en estado de shock y con mucho miedo en su mirada, inseguridad y dudas. Por eso es, que desde la primera visita se crea un vínculo entre paciente y enfermera que permanece a lo largo de los años”, asegura María Escobar.

En cuanto a la enfermedad en sí, se han producido grandes avances desde su descubrimiento. “Hoy en día con la accesibilidad al TAR y una buena adherencia al tratamiento, el paciente aumenta su esperanza de vida. Durante los inicios la situación era muy diferente, pues se centraba más en la supervivencia, en el estudio del virus y en controlar la pandemia. En muchas ocasiones los diagnósticos de la enfermedad eran tardíos, encontrándonos con pacientes inmunosuprimidos con cargas virales elevadas, derivando en un diagnóstico de SIDA (Síndrome de inmunodeficiencia adquirida), sobre una base social frágil, hundida en el mundo de la drogodependencia. La esperanza de vida de estos pacientes era aproximadamente 5 años”, recuerda Escobar.

VIH y COVID-19

Al igual que el resto de la población, los pacientes de VIH también se han visto afectados por la pandemia de COVID-19 y las consultas de enfermería han tenido que adaptarse a las circunstancias. “Desde luego que nos hemos visto condicionados. A nivel hospitalario, ha sido un cambio, cuanto menos, caótico. Hubo que suspender las citas y hacerlas telefónicas. Se hacía consulta médica telefónica y los seguimientos los tenían que recoger los pacientes a posteriori. Dado que el TAR solo se puede recoger en la farmacia del hospital, se permitió la dispensación de la medicación sin necesidad de acudir a consulta debido a la situación de pandemia. También se facilitó un dispositivo por parte del Servicio de Farmacia mediante el cual se mandaba la medicación a los domicilios de pacientes infectados, en aislamiento, ancianos e inmunodeprimidos”, explica la enfermera.

Por otro lado, estos pacientes se han sentido especialmente vulnerables. “Una vez más, el miedo ha jugado un papel importante en esta pandemia para nuestros pacientes. Tuvimos que comunicarles muchos mensajes tranquilizadores y resolver muchas dudas. Hemos tenido que priorizar en algunos casos para hacer las mínimas consultas presenciales, pero algunas eran fundamentales por mala adherencia, abandonos del tratamiento, etc. La pandemia por COVID-19 ha despertado la duda sobre el riesgo de contagio. Es por eso, que insistimos en tomar todas las medidas preventivas recomendadas para minimizar la exposición. Se ha descrito que algunas condiciones como la edad (> 55 años) y las enfermedades concomitantes subyacentes aumentan el riesgo de la enfermedad y su evolución. La evidencia científica de la que disponemos hasta el momento no parece indicar que las personas con VIH presenten mayor riesgo”, subraya María Escobar.