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31 may 2017
Coincidiendo con el Día Mundial Sin Tabaco, que se celebra el 31 de mayo bajo el lema El tabaco, una amenaza para el desarrollo, el consejero de Sanidad, Jesús Sánchez Martos, ha visitado la Consulta de Deshabituación Tabáquica del Centro de Salud Montesa, en Madrid capital, y ha animado al 28% de los madrileños que fuman a que acudan a su centro de salud para recibir la ayuda de su médico o enfermera en el proceso de abandono del consumo de tabaco.
El Centro de Salud Montesa celebra hasta el próximo 5 junio las Jornadas de Prevención de Riesgo Cardiovascular con sesiones dirigidas a los usuarios para concienciar sobre el tabaquismo. Pilar Serrano, enfermera del centro, ha explicado en qué consiste la campaña que están realizando con motivo del Día Mundial Sin Tabaco y para la que han organizado una mesa informativa. “No damos consejos negativos, siempre en positivo. Le enseñamos a la gente lo que ocurre dentro de su cuerpo cuando llevan 20 minutos sin fumar u ocho horas sin fumar. Es una prueba visual y objetiva. Ven que en 20 minutos la tensión vuelve a valores normales y que en ocho horas sus niveles de oxígeno en sangre son normales. Esos datos a la gente le resultan curiosos. Se trata de darles información”.
La Consejería de Sanidad prioriza en los centros de salud la atención al paciente fumador con programas específicos de deshabituación tabáquica o talleres en grupos para dejar de fumar junto con un Plan de Formación a los profesionales. Además, se ha renovado la dotación de espirómetros en toda la red de Atención Primaria -172 el pasado año- para facilitar la detección de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), asociada al tabaquismo.
El consejero ha estado acompañado en su visita por el director general de Salud Pública, Juan Martínez y la gerente asistencial de Atención Primaria, Marta Sánchez-Celaya. Sánchez Martos ha presenciado dos pruebas que enfermeras del centro han realizado a dos pacientes: una espirometría y una cooximetría.
“La espirometría es una prueba respiratoria en la que el paciente tiene que hacer una serie de maniobras respiratorias de forma forzada y el resultado de sus pruebas se compara con unos valores teóricos que hemos introducido en el aparato en función de los datos del paciente en cuanto a edad, sexo, peso y talla. El aparato va a dar un resultado en función de unos porcentajes que nos van a indicar si hay un problema obstructivo o restrictivo en el patrón espirométrico del paciente. Eso ya es interpretado por el médico”, ha informado la enfermera Conchi Campos.
Respecto a la cooximetría, la enfermera Carmen Seoane ha explicado que es una prueba que mide si el paciente es un gran fumador o un fumador moderado. “El aparato tiene unas luces de modo que el paciente puede ver que si sale verde, lo que significa que ha fumado poco o nada; si es amarillo, que indica que es un fumador moderado; o si es rojo, lo que implicaría que es un gran fumador. Esta prueba se le realiza cuando está haciendo deshabituación tabáquica y, si un día ha aparecido en rojo y la siguiente vez le sale amarillo, es motivador para el paciente”, ha señalado la profesional.
Durante el acto, Sánchez Martos ha informado de que se cumple el primer aniversario de la puesta en marcha del teléfono de ayuda al fumador 900 1 24 365, que ha atendido 1.838 llamadas. Esta línea gratuita, que funciona las 24 horas todos los días del año, resuelve dudas, facilita información y sirve de canal para que el fumador que así lo desee se cite con el profesional de Enfermería del Centro de Salud.
El teléfono es un instrumento que se suma a las iniciativas de Sanidad para fortalecer el papel de la Atención Primaria en la prevención y tratamiento del tabaquismo y principalmente a través de la Red de Centros Sin Humo. En esta Red, coordinada por la Dirección General de Salud Pública, están integrados todos los centros de salud de la Consejería de Sanidad.
La Red promueve el “consejo de abandono de tabaco” por parte de los profesionales sanitarios y la derivación del paciente fumador a las consultas programadas para el seguimiento, diagnóstico y prescripción del adecuado tratamiento. El “consejo” se integra, a su vez, en la Cartera de Servicios Estandarizadas de Atención Primaria, con diversas actuaciones de prevención del tabaco entre la población joven, promoción de estilos de vida saludable, Atención a Pacientes con EPOC y el Servicio de Atención al Consumo de Tabaco en el Adulto, en el que se está trabajando de cara a simplificar y homogeneizar las consultas de las personas fumadoras en los centros de salud.
Además, un total de 643 profesionales de Atención Primaria han recibido formación en diagnóstico y tratamiento del tabaquismo en los últimos cuatro años, en el marco de la Red y bajo la coordinación de la Unidad Especializada en Tabaquismo de la Comunidad de Madrid, referente en formación, investigación y tratamiento de fumadores con dificultades especiales, derivados por los profesionales de atención primaria y de los hospitales de la Comunidad de Madrid. Durante 2016 ha atendido 5.330 consultas ofreciendo asistencia a 1.056 fumadores.
El último informe del año 2016 del Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo de Enfermedades No transmisibles del Servicio de Epidemiología refrenda la tendencia descendente en el consumo de tabaco, y en especial en los jóvenes madrileños. Un 6,9% fuma (8,4% lo hacía en 2015) frente al 27,3% de los jóvenes que en 1996 consumían tabaco diariamente, es decir el descenso porcentual es de un 74%. La prevalencia en las mujeres es ligeramente superior, 8,4% frente a la de los chicos, 5,6%, y la edad de inicio en el consumo de tabaco se sitúa en torno a los 14 años.
En el año 2016, el 28,3% de la población de 18 a 64 años se declaró fumadora habitual (un 24,4% diaria y un 3,9% ocasional), lo que supone un 33% menos que hace 20 años. Por grupos de edad, la mayor prevalencia de fumadores, se da en hombres de 18 a 29 años (un 31,6%) y en mujeres de 45 a 64 años (28,7%), y en general en la población con niveles educativos más bajos. Pese al descenso, el tabaco sigue siendo la principal causa de enfermedad y mortalidad prematuras evitables y causa anualmente aproximadamente 5.500 muertes en la región.
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