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16 jun 2021
Asistencia sanitaria, vigilancia de alérgicos, comunicación con toda la comunidad escolar, educación para la salud y, este año, además, la coordinación COVID. Entrevistamos a la enfermera escolar Sol Usero para que realice un balance de un curso especialmente complicado.
A punto de terminar este curso escolar que se ha desarrollado en plena pandemia de coronavirus, Sol Usero hace balance. Trabaja como enfermera escolar en el colegio público Jacinto Benavente de Galapagar y ha ejercido también como coordinadora COVID, una tarea que ha supuesto una gran responsabilidad extra. “Hemos tenido que valorar si los síntomas eran compatibles con COVID. Si era así, había que aislar al niño en la zona COVID, llamar inmediatamente a sus padres y convencerles de que le llevaran al médico, por si consideraban necesario hacerle una prueba. Y es muy difícil decirles a los padres, sobre todo si trabajan los dos, que el niño se tiene que quedar 10 o 20 días en casa. Hay familias que nos han traído al niño y hemos tenido que decir que no, que se lo tenían que llevar. Porque así perjudicamos a una familia, pero si no, perjudicaríamos a más de veinte”. El director de este centro educativo, Fadi Kassem, se siente muy afortunado por haber podido contar con una enfermera escolar durante este complicado año y asegura que no sabe cómo lo han solventado los colegios que no han tenido esta figura. “No me quisiera ver en su pellejo. Nosotros, gracias a tener a Sol, a la enfermera, hemos podido atajar con mucha inmediatez los casos. Todo lo relacionado con el COVID era inmediato: si había que confinar un aula, si había que atender a un niño porque había algún síntoma y había que ponerse en contacto con el centro de salud o la familia, eso es inmediato. Tienes que dejar todo para centrarte en eso y así ha sido este año”, señala. La enfermera, en esta nueva labor que ha tenido que desempeñar este curso, agradece también la colaboración de todo el profesorado y el equipo directivo, quienes se han encargado de tomar la temperatura a los niños y han vigilado el lavado de manos. Más allá de la coordinación COVID, la enfermera escolar desarrolla múltiples competencias en un colegio. “Prestamos atención a alumnos con enfermedades crónicas, realizamos su seguimiento, aplicamos los protocolos en cada momento, administramos el tratamiento crónico o agudo que tengan, siempre prescrito por un médico y siempre con autorización paterna para administrarlo. Llevamos a cabo la comunicación con los padres, la coordinación entre profesores, padres y la comunidad médica, hablamos con los especialistas, con los centros de salud... Todo lo necesario para el niño. Asimismo, hacemos dietas, controlamos que se administren bien, vigilamos alérgicos, escribimos las historias clínicas, gestión de documentación... Y por supuesto realizamos educación para la salud que es tan importante como promover la salud de los escolares en un sitio en el que están la mayor parte del día. Entonces qué mejor que haya una enfermera en la escuela para dar talleres y cursos para mejorar la salud”, destaca Sol Usero.
En esta ocasión, esta enfermera ha impartido un taller de higiene bucodental a los alumnos de segundo de primaria. “Es un taller que a priori se supone que todos saben lavarse los dientes, pero realmente cuando lo hacemos, el cepillado no es efectivo. Tampoco saben que hay ciertos alimentos que son muy perjudiciales para la boca”. Los niños han atendido con gran interés las explicaciones de Sol y se han mostrado entusiasmados con esta clase para cuidar su salud, como puede observarse en este vídeo.
Kassem destaca también el papel de la enfermera respecto a la promoción de la salud. “En nuestro colegio tenemos un plan de desarrollo de actividades que favorezcan los hábitos saludables y lo trabajamos a lo largo del curso. Sol ha realizado muchas de ellas y lo valoramos muy positivamente. Los alumnos reciben estos talleres con mucho cariño, sobre todo viniendo por parte de un profesional de la salud. Las enfermeras establecen un vínculo de confianza con los alumnos y hacen los talleres muy interesantes”, subraya. Para Usero, la educación para salud es esencial para los niños. “Así prevenimos enfermedades y evitamos que se instalen enfermedades crónicas en adultos. Además, se ha demostrado que la educación para la salud cuaja mucho más en ellos, es mucho más fácil de aprender en niños y adolescentes y esos hábitos saludables se instauran ya de por vida”, asegura.
Sol Usero ha trabajado como enfermera escolar solo este curso, tiempo suficiente para reconocer la importancia de esta figura que considera tan necesaria para todos los centros educativos. “El contrato escolar acaba el 30 de junio y ya dependes de que haya algún alumno con una enfermedad crónica determinada para que te contraten el curso siguiente. Es llamativo que estamos de 9:00 a 16:00 horas y no paras en toda la jornada, pero solo se contrata una enfermera escolar si hay algún alumno diabético o con enfermedad crónica severa. En los colegios públicos están muy limitadas las condiciones para incluir a una enfermera, sin embargo, no se deja de atender niños en todo el día”, subraya. “La enfermera es la persona más indicada para que un niño esté integrado y no tenga que salir para todo al médico, para que un niño crónico esté bien atendido y pueda llevar la misma vida que el resto de los niños -continúa reivindicando-. Le puede cuidar su tutor fenomenal pero los conocimientos médicos y el seguimiento lo tiene que hacer un profesional de enfermería. Y la educación para la salud igual, es nuestro trabajo. Pero si no hay ciertas patologías crónicas, o se reduce mucho la jornada de enfermería o directamente se quita a la enfermera”, lamenta. En este sentido, Usero señala otros aspectos que también deberían ser mejorados por parte de las administraciones. “El tema de los contratos... No somos de Sanidad, somos de Educación pero tampoco con pleno derecho. Falta la creación de una bolsa exclusiva de enfermera escolar y que mejoren las condiciones. El 30 de junio se corta y te vas al paro. Sería conveniente crear interinidades porque cambiar de profesional a un niño constantemente no es conveniente”, considera. Y no solo son las enfermeras las que reivindican su lugar en los colegios, sino que los propios equipos directivos y el profesorado vienen demandando desde hace años esta figura en sus centros. “Cuando no hay enfermera, somos nosotros -los equipos directivos y los profesores- los que nos enfrentamos a situaciones de emergencia e intentamos hacer lo que podemos. Evidentemente no somos profesionales de la sanidad y no podemos desempeñar las mismas funciones. Por eso es fundamental que haya una enfermera en el centro para la tranquilidad tanto de las familias como de los equipos directivos y los profesores”, afirma el director del colegio público Jacinto Benavente de Galapagar. "Los directores estamos luchando para que no falte esa figura en ningún colegio. Hay 500 niños, siempre ocurre alguna circunstancia como atragantamientos en los comedores, golpes en los patios, y otras muchas circunstancias que, teniendo una persona que esté capacitada, se puede reaccionar de forma inmediata y de forma correcta. Porque nosotros atendemos estas situaciones y hacemos cursos de formación, pero no es nuestro campo y no somos tan hábiles a la hora de atender esas necesidades”, explica Fadi Kassem.
De plena actualidad, Sol Usero ha querido aprovechar la ocasión para denunciar también el hecho de que las enfermeras escolares hayan sido excluidas de la ‘prescripción enfermera’. “Es algo un poco ilógico porque se han incluido a enfermeras que están rodeadas de médicos; y nosotras, que estamos solas como sanitarios en un colegio, no podemos dar un paracetamol sin una prescripción médica. Creo que eso habría que revisarse”, considera. En este sentido recordamos que el Colegio de Enfermería de Madrid ha presentado recientemente una demanda ante el Tribunal Superior de Justicia contra la Orden que regula la acreditación en el marco de la 'prescripción enfermera' porque se han excluido de la misma a 20.000 enfermeras por no estar adscritas o vinculadas al Servicio Madrileño de Salud, como es el caso de las enfermeras escolares. Dicha demanda, por parte de esta institución, ha sido admitida a trámite. Ya en la recta final, esta enfermera escolar hace balance del que ha sido uno de los cursos más complicados de las últimas décadas. “Afortunadamente, no hemos tenido demasiados casos y ha habido un total de 9 confinamientos de clases, sin ningún caso grave. Con la dificultad añadida del COVID, me ha sorprendido que los niños lo han aceptado súper bien. Ellos siempre asimilan muy bien las novedades”, concluye.
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