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17 jul 2019
Las enfermeras Nuria Elena Martínez y Lola Puente, ambas del Hospital Gregorio Marañón, participan en este proyecto que se ha convertido ya en un instrumento de mejora en la evaluación del dolor pediátrico.
Nuria Elena Martínez, enfermera de la Unidad de Dolor del Hospital Materno Infantil del Gregorio Marañón, y Lola Puente, enfermera del Servicio de Medicina Preventiva y de Gestión de Calidad, explican cómo surge esta iniciativa y en qué consiste.
La guía nace a partir de un estudio estadístico que la Comisión del Dolor del Hospital Universitario Gregorio Marañón realizó en 2014. “Queríamos saber qué nivel de dolor tenían nuestros pacientes. Después tuvimos la necesidad de establecer una guía que estuviera colgada en la intranet del hospital para que todos los profesionales tuvieran acceso a modo de consulta. Queríamos que estuviera bien protocolizado, según qué dolor tenían los niños, qué edades y en qué situación se encontraban; qué tipo de medicamento o qué tipo de actuación ante el dolor había que seguir. Establecimos una serie de requisitos, una serie de escalas y publicamos la guía”, cuentan las enfermeras.
La implantación del protocolo desde finales de 2017 ha supuesto un instrumento de mejora en la evaluación del dolor pediátrico. “Hace un año repetimos el mismo estudio de 2014 y, para nuestra satisfacción, vimos que había disminuido la prevalencia del dolor por debajo del 50%, es decir había bajado casi un 11%. En la identificación del registro habíamos pasado de un 48% a un 67% y en el registro de enfermería, en los evolutivos, habíamos pasado de apenas un 1’2% a un 56%, con lo cual el personal está muy concienciado de que hay que registrar el dolor e identificarlo y valorarlo desde el momento del ingreso”, señalan Nuria Elena Martínez y Lola Puente.
Enfermería ha jugado un papel esencial en la elaboración e implantación del protocolo. “Las enfermeras identifican, valoran y registran el dolor al ingreso del niño. Hemos trabajado en cómo valorar la intensidad del dolor con escalas validadas de acuerdo a la edad, y también hemos trabajado mucho en las medidas no farmacológicas, que nunca van a sustituir al tratamiento farmacológico pero van a ayudar a que se consiga el efecto deseado. Además realizamos el seguimiento de los analgésicos para ver si han sido eficaces o hay que hacer una modificación”, detallan.
Martínez y Puente destacan especialmente el papel que la enfermería tiene en la identificación del dolor. “Va a facilitar un tratamiento temprano del dolor incluso antes de que se conozca la etiología del porqué está teniendo dolor el niño”.
Asimismo, las enfermeras dan formación a sus compañeros enseñando a valorar el dolor según las escalas validadas, incluso a identificarlo en el caso de los niños que no pueden comunicarse (observación de cambios fisiológicos, conductuales…). “Les hemos dado a las enfermeras unas tarjetas con esas escalas, según la edad del paciente y con unos parámetros o bien conductuales o bien fisiológicos. Se establece un criterio o una puntuación y sobre esa puntuación se establece una escala que va a estar entre leve, intenso, moderado o muy intenso”.
“En los niños de etapa preverbal -continúan estas profesionales- hay que observar muchísimo todos los indicadores fisiológicos, las variaciones en la frecuencia cardiaca, la tensión arterial, la frecuencia respiratoria… que nos indican que puede ser que el niño esté empezando a tener dolor. Y todos los conductuales: el llanto, el cuerpo, el movimiento… Y también es muy importante la familia. Nos dan una información fantástica porque son los que mejor conocen a los niños. Hay una colaboración muy estrecha con los padres o los cuidadores”, explican.
Nuria Elena Martínez y Lola Puente aseguran que era necesario trabajar sobre la detección del dolor en los niños. “Son muy vulnerables. No se quejan y hasta hace poco se pensaba que no les dolía”.
Para estas enfermeras, se trata de una guía muy importante. “Va a disminuir el dolor y mejorar el confort del paciente. Se ha visto que con que la enfermera haga muchas anotaciones sobre el dolor eso ya hace que se trate mucho más. Pero además de manejar el dolor y detectarlo, el objetivo es que el dolor aparezca como una quinta constante. Deberíamos siempre registrar que el niño tiene o no tiene dolor. Hay que interiorizarlo como una quinta constante”, consideran.
Esta guía del dolor pediátrico ha obtenido la V edición del ‘Premio a la Labor contra el Dolor Infantil’ concedido durante la celebración de la III Jornada sobre Dolor infantil, celebradas en Madrid, y promovidas por la Sociedad Española del Dolor.
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