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24 oct 2024
Tras más de dos años y medio como director de Enfermería del centro, Manuel Ibáñez hace balance de su gestión y analiza los retos a los que se enfrenta como el relevo generacional o la retención del talento.
Con más de 36 años de historia a sus espaldas, el Hospital Severo Ochoa de Leganés se enfrenta a un momento decisivo de su historia reciente y que supone vencer las “inercias” del pasado y transformar sus formar de trabajo tanto a nivel colectivo como a nivel organizativo y asistencial, y en ese proceso de modernización tienen mucho que decir las enfermeras.
No lo decimos nosotros, sino que lo confirma Manuel Ibáñez (a la izquierda en la imagen), director de Enfermería del centro hospitalario desde hace más de “dos años y medio largos”.
Tiempo suficiente para hacer balance: “Es un hospital que exige mucho, con una inercia muy importante de ‘esto se lleva haciendo así toda la vida’, y a veces se producen resistencias al cambio, aunque a mí me gusta hablar de inercias”, resume.
Con cerca de un millar de profesionales a su cargo, reconoce que el momento es importante ya que el centro está en pleno relevo generacional y que “todos los meses se jubilan enfermeras”.
Un problema que se une al de la retención del talento cuya gestión, “cada vez es más complicada por los sistemas de contratación que tenemos”.
Y explica a qué se refiere: “No es posible que yo siga necesitando una enfermera específica para trabajar en un entorno quirúrgico, y me vea obligado a recurrir a una bolsa donde la persona que contrato igual no quiere trabajar en quirófano porque ese entorno le genere ansiedad porque nunca haya trabajado en uno, y no puede renunciar a la oferta que le hago porque la penalizan”.
Por eso, considera que “uno de los retos a los que nos enfrentamos es cómo retener el talento para aquellas áreas específicas para las que las necesitas”.
A todo ello hay que sumar, añade Manuel, la falta de profesionales, “que es un hecho”, por lo que lanza la siguiente reflexión: “¿Qué está pasando para que la profesión no sea tan atractiva?”.
En estos más de dos años y medio, Manuel Ibáñez ha implementado novedades importantes que han permitido transformar las formas de trabajar de algunas áreas, impactando positivamente en los resultados y en la atención a los pacientes.
La primera de ellas fue “potenciar el carácter gestor de los mandos intermedios, de los supervisores de unidad, potenciar la figura del gestor que está a pie de cama”.
Y es que para Manuel, esta figura puede compararse a la del gerente de una pyme, pues por ejemplo, compara, “podemos encontrar una supervisora de Urgencia con más de 100 personas a su cargo y por cuyas manos pasan millones de euros”, y lamenta que “la administración no apueste por ellos”.
Por eso, considera que “la especialización y la formación de los mandos intermedios en gestión es clave” y que debe hacerse “en base a la evidencia, no a la videncia”, por lo que ha promovido la puesta en marcha de “cuadros de mando” a través de los cuales cada supervisor conoce cómo marcha su unidad, puede tomar decisiones para corregir lo que considere, y puede ver a su vez los cuadros de mando de otros supervisores para conocer qué medidas toma cada uno y aplicarlas en su caso.
Y para ponerles en valor, Ibáñez concluye que un supervisor de área está al mismo nivel que un jefe de servicio.
En lo que se refiere al ámbito asistencial, el director de Enfermería del Severo Ochoa advierte que es un firme defensor de la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias (la LOPS), y más concretamente de su artículo 9, en el que se refleja la relación interprofesional y el trabajo en equipo, y deja claro qué es un equipo asistencial.
Amparándose en ella, Manuel Ibáñez explica que “hemos empezado a trabajar en la integración de enfermeras en equipos que gestionan procesos asistenciales”.
De izquierda a derecha: Sara Corredera, Daniel Ordorica, Manuel Ibáñez y María Isabel Sánchez.
Ya hay dos completamente implantadas: en el proceso asistencial de insuficiencia cardíaca y en el de cáncer de mama.
“Son procesos muy lineales, donde se pueden identificar perfectamente los distintos hitos que hay a lo largo de dicho proceso, y una vez identificado, ves perfectamente la necesidad de que haya una enfermera en ciertos hitos, pero no una enfermera que venga y vaya, sino una enfermera que esté, que forme parte del proceso”.
En estos casos, estas enfermeras, aunque dependen de la Dirección de Enfermería “para cobrar una nómina, pero a todos los efectos forma parte del equipo de Cardiología”.
Para Manuel Ibáñez, esta figura no es una enfermera gestora de casos, pues su definición se queda corta en este caso, y él prefiere denominarlas como “enfermeras expertas en procesos asistenciales”, ya que consiste en “acompañar al paciente a lo largo de su proceso en aquellos hitos que son críticos”.
Sara Corredera es la enfermera experta en proceso asistencial de insuficiencia cardíaca y explica que “optimiza los recursos y los aplica según el momento evolutivo de la enfermedad ya que no todos los pacientes tienen el mismo momento, e intentando aportar la asistencia necesaria para cubrir todas sus necesidades”.
Gracias a la implantación de esta enfermera y a su seguimiento, se han evitado muchos reingresos hospitalarios y visitas a las Urgencias del hospital.
Sara se ha convertido en un referente para estos pacientes porque gracias al teléfono están en permanente contacto con ellos en caso de duda o de descompensación de su enfermedad.
Por su parte, María Isabel Sánchez es la enfermera experta en proceso asistencial de cáncer de mama. Una de las novedades que aporta es que está siempre con las pacientes, incluidos dos momentos novedosos y decisivos: el diagnóstico y en la cirugía.
La enfermera explica que pasa consulta tres días por semana, mientras que los otros dos días va a quirófano con sus pacientes. Para que nos hagamos una idea del volumen de pacientes a las que atiende, desvela que cada semana ve 12 nuevas pacientes.
María Isabel considera que una de las principales consecuencias que ha traído la implantación de su figura ha sido la de unificar, ya que las pacientes, durante su proceso, pasan por muchos profesionales y están expuestas a mucha información diferente, y gracias a ella “se unifica mucho el proceso”.
Por último, y dentro de poco tiempo, se implantará una tercera enfermera experta, en este caso en Oncogeriatría.
Daniel Ordorica, enfermero especialista en Geriatría, será quien ostente este cargo que ya ha empezado a desarrollar gracias a la puesta en marcha de una consulta propia en la que hace una valoración muy exhaustiva de la fragilidad del paciente, algo de extrema importancia en el proceso de su enfermedad.
Daniel considera que su nueva responsabilidad le permite desarrollar sus competencias y ejercer de manera más independiente la profesión.
María Isabel Sánchez, Sara Corredera y Daniel Ordorica.
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