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19 mar 2024
Falta de profesionales, peor retribución y escasa representación en puestos de responsabilidad, entre los principales problemas.
El estudio publicado por la Organización de Naciones Unidas (ONU): 'Participación equitativa para la salud y los cuidados: el género y la infravaloración del trabajo de salud y cuidados', pone de manifiesto la precaria situación laboral de muchas enfermeras en el mundo, por lo general, peor retribuidas, y cuyo trabajo se lleva a cabo en malas condiciones.
Si bien las mujeres representan el 67% de los trabajadores de la salud y asistenciales remunerados en todo el mundo, es precisamente el sector sanitario el que más afectado resulta por la segregación ocupacional por género, lo que hace que las enfermeras están sobrerrepresentados en roles de estatus más bajos y subrepresentados en roles de estatus más alto.
Esta desigualdad de género en la participación en la fuerza laboral impacta en el desempeño de los sistemas de salud. En primer lugar, la desigualdad de género actúa como una barrera para la fuerza laboral; por ejemplo, una menor densidad de enfermeras se correlaciona con una mayor cantidad de trabajo no remunerado realizado fuera de los sistemas de salud.
La menor densidad de trabajadores de la salud también tiene implicaciones para la seguridad y la calidad del paciente de atención, y se ha demostrado que los niveles de dotación de personal impactan en la morbilidad y mortalidad de los pacientes.
En segundo lugar, la participación de las mujeres en la fuerza laboral puede estar correlacionado con un mejor sistema de salud, de manera que niveles relativamente más altos de enfermeras se correlacionan con una mayor cobertura de servicios de salud, mortalidad infantil y vida.
Falta invertir más en el sector salud
El informe también destaca la insuficiente inversión en el sector de la salud y asistencial, una situación crónica desde hace varios decenios que está contribuyendo a una crisis mundial cada vez más acentuada en la esfera de los cuidados.
Por tanto, concluye que además de abordar la brecha de género en el trabajo asistencial, hay que invertir en los sistemas de salud y asistenciales, ya que no solo aceleran los avances para lograr la cobertura de salud universal, sino que redistribuyen el trabajo no remunerado en el sector de la salud y asistencial. “Cuando las mujeres desempeñan empleos remunerados en el sector de la salud y asistencial, se empoderan económicamente y los resultados de salud son mejores”, asegura el estudio.
De este modo, unas inversiones equitativas desde el punto de vista del género en el sector de la salud y asistencial restablecerían el valor del trabajo en la esfera de la salud y asistencial e impulsarían unas economías más justas e inclusivas.
En esta línea, la recomendación de la ONU es mejorar las condiciones de trabajo y los salarios de los trabajadores de la salud y asistenciales y garantizar la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor, además de invertir en unos sistemas de salud pública sólidos para reducir la carga del trabajo asistencial no remunerado y mejorar la calidad de los servicios de atención de la salud.
ACCEDE AL INFORME COMPLETO AQUÍ
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