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22 ene 2020
Mª Ángeles Gil, enfermera del Ayuntamiento de Alcalá de Henares, ha escrito un artículo en el que, basándose en su experiencia laboral, ofrece algunas recomendaciones sobre sexualidad en una etapa de la vida de las mujeres como es la menopausia. A continuación, puedes leer el texto íntegro.
Mª Ángeles Gil, enfermera del Ayuntamiento de Alcalá de Henares.
SEXUALIDAD Y MENOPAUSIA
"En el año 2002 un grupo de mujeres del taller de sexualidad -dentro del programa “Salud y Mujer” que se realizaba en el Centro Municipal de Salud de Alcalá de Henares- hicieron algunos comentarios que, casi dieciocho años después, me parecen muy honestos y hasta cierto punto arriesgados. Sus opiniones son el fruto de una dinámica de tormenta de ideas sobre sexualidad:
En los últimos años he notado un cambio muy importante con respecto a la sexualidad, en la medida en que las mujeres han crecido y han sido jóvenes en los años setenta o últimos de los sesenta. Son mucho más abiertas y se sienten más seguras con sus parejas.
La queja que se ha mantenido, sin embargo, es el descenso en el deseo, como si la menopausia arrasara con sus ganas de tener sexualidad. Aparentemente son más abiertas, hablan de sexualidad sin ninguna represión, y cuentan anécdotas con total naturalidad, pero notan un hueco en sus deseos.
Siempre hemos pensado que el deseo no tiene tanto que ver con la falta de hormonas, sino con el cambio de ciclo, pasando de una etapa reproductiva a otra no reproductiva; indudablemente este cambio o esta crisis que significa la menopausia para una mujer la sitúa en otro lugar diferente con respecto a sus relaciones íntimas. En general empieza a creer que ya su cuerpo la ha declarado el inicio de la vejez, que su cambio no dará marcha atrás y que su cuerpo empezará a deteriorase poco a poco, dando como resultado una imagen diferente y a veces una imagen rechazada: “Ya no soy la que era”, “se me está cayendo todo”, etc.
No sabemos muy bien donde está el origen de la falta de deseo; si mantenemos la hipótesis de que la causa no es solamente hormonal, sino que depende de otros muchos aspectos (una cierta irritabilidad, falta de descanso, aumento de peso, rechazo de la nueva imagen y un largo etcétera) esto pondría a las mujeres en una situación brusca de cambio y por lo tanto de crisis.
Como de todas las crisis podría salir reforzada o más abatida, eso dependerá de la capacidad de respuesta que tenga individualmente, del apoyo afectivo con el que cuente y de las consecuencias negativas que esté viviendo, tanto físicas como emocionales.
Una herramienta que nos parece que resulta muy eficaz, tras la evaluación de 1.700 participantes, es la de formarse en grupo para poder reflexionar y comentar esta etapa. Cuando sentimos que otras personas pasan por lo mismo que nosotras y tienen los mismos miedos se abre un espacio para poder serenarnos, aprender y compartir. Como en otros casos, el trabajo grupal casi siempre ha dado buenos frutos en promoción de salud, porque nos pone en la realidad de lo que nos está pasando y lo que le pasa a los demás.
El trabajo en grupo con mujeres siempre es muy participativo y está lleno de lo que podríamos denominar solidaridad de género que termina ayudando mucho a las participantes.
Desde nuestra experiencia, ha sido y sigue siendo muy enriquecedor y es por eso que animamos a las mujeres a trabajar en grupo esta etapa de su vida".
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