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23 nov 2017
Actualidad
El Colegio Oficial de Enfermería de Madrid (CODEM) condena la violencia de género en todas sus formas. Con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género, que se celebra este sábado 25 de noviembre, desde la Asesoría del CODEM han querido compartir la reflexión y revisión normativa del tema que han elaborado.
La violencia se puede definir como el uso de una fuerza abierta u oculta con el fin de obtener de un individuo o grupo lo que no quieren libremente.
La violencia existe desde siempre: para sobrevivir, para controlar el poder, para dominar. En los animales se ha unido más a la supervivencia, la capacidad para hacer uso de la violencia ha sido un elemento muy importante en la evolución humana.
Una ojeada a la historia de la humanidad nos alumbra sobre cómo el hombre ha utilizado la violencia sobre su propio congénere por muchos factores: poder, estructuras de dominación creadas social e históricamente en diversos ámbitos como el político, el racial o el patriarcal.
Así tanto para Maquiavelo o Nitzsche, la violencia es algo inherente al género humano. La violencia se ha conceptualizado como un medio para conseguir unos fines y no un fin en sí misma.
Al igual que está presente en el ser humano, puede ser descargada a través de innumerables formas, sin que tenga porqué producir un daño en otras personas: la religión, la ideología política, el deporte o cualquier otro medio socialmente aceptable… Lo importante sería que el hombre se despojara de ese instinto innato de violencia canalizándolo, en diversas acciones que satisficieran sus instintos y permitieran una ordenación en la vida con sus semejantes.
La cultura del “yo”, del progreso a toda costa, de la competencia para ser mejor que otro nos ha llevado a nuevas formas de violencia que están convirtiendo las sociedades avanzadas en primitivas comunidades en las que el daño infringido al semejante no cuenta siempre que yo consiga mis fines. Desde la infancia estamos recibiendo estímulos que nos conducen al triunfo como meta, ¿pero estamos preparados como sociedad para saber estimular correctamente? Es evidente que, desde nuestro punto de vista, no. El acoso laboral, el acoso escolar y sobre todo la violencia de género así nos lo vienen a demostrar.
La violencia tiene un efecto profundo sobre la mujer. Empieza antes del nacimiento, en algunos países, con abortos selectivos según el sexo o al nacer, cuando los padres desesperados por tener un hijo varón pueden matar a sus bebés del sexo femenino. Y sigue afectando a la mujer a lo largo de su vida. Todos los años millones de niñas son sometidas a la mutilación de sus genitales. Las niñas tienen mayor probabilidad que sus hermanos de ser violadas o agredidas sexualmente por miembros de su familia, por personas en posiciones de poder o confianza, o por personas ajenas. En algunos países, cuando una mujer soltera o adolescente es violada, puede ser obligada a contraer matrimonio con su agresor, o ser encarcelada por haber cometido un acto "delictivo". La mujer que queda embarazada antes del matrimonio puede ser golpeada, condenada al ostracismo o asesinada por sus familiares, aunque el embarazo sea producto de una violación.Después del matrimonio, el riesgo mayor de violencia para la mujer sigue habitando en su propio hogar, donde su esposo y, a veces la familia política, puede agredirla, violarla o matarla. Cuando la mujer queda embarazada, envejece o padece discapacidad mental o física, es más vulnerable al ataque.La expresión violencia de género es relativamente reciente, tan reciente como el análisis y la visualización de un problema que durante siglos podríamos decir ha estado silente. Sigue en muchos casos ese silencio, el hecho de que se produzca en un ambiente íntimo alejado de los focos de la familia, amigos, vecinos, ha hecho que el maltratador haya podido cometer sus actos con total impunidad y saliendo siempre victorioso, ejerciendo una violencia dominante y perturbadora que ha deteriorado la salud de sus parejas de forma muy importante.La dependencia económica, la vergüenza de convertirse en víctima, el sentido de culpabilidad, una mal entendida resignación cristiana… ha convertido durante mucho tiempo a las víctimas de esta lacra en seres anónimos que no se acercaban a nadie, que se han aislado en la sociedad y que va a ser muy difícil recuperarlas.En muchos ámbitos aún existe una resistencia a reconocer que, como ya hemos dicho, es una violencia por ser mujer. No es una violencia más, es una violencia por razón de género, por ser mujer que parte de un concepto patriarcal de la sociedad en la que el hombre ejerce su poder contra aquella persona, su pareja, a la que considera una propiedad más y un triunfo en su vida. Fruto de ese aprendizaje cultural de signo machista, unos y otras exhiben los roles e identidades que le han sido asignados bajo la etiqueta del género. De ahí, la prepotencia de lo masculino y la subalternada de lo femenino. Son los ingredientes esenciales de ese orden simbólico que define las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, origen de la violencia de género.Analizados de forma somera los orígenes de esta violencia, se hace preciso instalarnos en la realidad. Nuestro país cuenta con la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. La exposición de motivos comienza con este texto que es muy revelador:
“La violencia de género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión.Nuestra Constitución incorpora en su artículo 15 el derecho de todos a la vida y a la integridad física y moral, sin que en ningún caso puedan ser sometidos a torturas ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Además, continúa nuestra Carta Magna, estos derechos vinculan a todos los poderes públicos y sólo por ley puede regularse su ejercicio.”
Esta Ley fue pionera en los países de nuestro entorno, sin embargo, y pesar de sus sucesivas reformas, no está mostrando una eficacia a los niveles esperados. Este mismo año en el mes de julio los grupos parlamentarios han llegado a un acuerdo sobre un pacto de Estado contra la violencia de género. Un acuerdo que incluye 200 medidas con una dotación presupuestaria de 1.000 millones de euros en cinco años para luchar contra este problema social.Todas estas medidas tienden poner fin a esta forma de terrorismo que está creando una gran alarma social y de la que no queda libre nadie, no cabe hablar de perfiles, clases sociales, nivel cultural, niveles académicos es una violencia transversal que padecen todas las mujeres con independencia de su origen, procedencia, creencias, etc.Este año además hemos dado un salto cualitativo, al que los jueces aún se muestran reacios y es valorar que la violencia ejercida sobre la mujer se ejerce también sobre los hijos que pueda tener la pareja, de hecho en la actualidad esa necesidad de dominación a través de la violencia se está ejerciendo de la forma más brutal posible que es dañar a la mujer a través de los hijos. En lo que va de año han sido asesinadas:
Vemos pues cómo las cifras siguen avalando que una sociedad avanzada no puede quedarse contenta con las medidas adoptadas. Tenemos que revelarnos todos contra esta situación, tenemos que hacer visualizar los casos conocidos, el silencio tiene que terminar… Solo con la colaboración de todos podremos mejorar esta situación. Hay que poner freno a estos roles machistas que engrandecen a aquel que se cree un triunfador y además un superhombre porque ejerce un dominio violento contra todas sus “propiedades”.
Nosotros, como profesionales de enfermería, tenemos una doble misión: de un lado, estar alerta para detectar aquel caso en el que podemos tener compañeras que están sufriendo esta penosa situación; y también, cuando acuden pacientes, saber leer entrelíneas y observar la posible situación que pueda estar padeciendo.Desde la Asesoría Jurídica del Colegio, os animamos a contar con nuestros asesores para que os ayuden a encauzar este tema. Por supuesto, si alguna de las enfermeras que estáis leyendo estas líneas estáis sufriendo esta violencia, no dudéis en acudir al Colegio. Desde todas sus instancias y desde la Asesoría Jurídica se prestará toda la ayuda para superar juntos esta situación.
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