CODEM. Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Madrid

Fernando Chacón, decano del Colegio Oficial de Psicología de Madrid, explica cómo surge el servicio puesto en marcha desde su institución, con el fin de atender de forma específica a aquellos profesionales que estaban sufriendo en mayor medida las consecuencias de la pandemia.

- ¿Cómo nace la idea del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid de poner en marcha este novedoso servicio? ¿A qué responde?
En los primeros momentos de la crisis sanitaria, el Colegio previó claramente las necesidades de atención psicológica de distintos colectivos. Se comenzaron a diseñar estrategias de actuación tanto internas, para nuestros propios colegiados y colegiadas, como para otros colectivos específicos y para la ciudadanía, en general. Se comenzaron a organizar los primeros dispositivos de atención psicológica, financiados por el Colegio y se publicaron numerosas guías y documentos para afrontar los efectos del confinamiento, que han tenido más de dos millones de visualizaciones y descargas.

Ante los primeros efectos de la COVID-19 incrementando la presión sobre el sistema sanitario, el Colegio puso en marcha, con carácter prioritario y urgente, un servicio de atención específica a aquellos profesionales que estaban sufriendo en mayor medida estas consecuencias. Inicialmente se hizo la difusión en coordinación con sociedades y colegios profesionales y, posteriormente mediante la comunicación abierta con los potenciales destinatarios, se creó un dispositivo específico para profesionales de la medicina, de la enfermería y aquellos que trabajaban en residencias de mayores. Desde el servicio, financiado de forma exclusiva con fondos del propio Colegio, seleccionó a un grupo inicial de 99 psicólogos y psicólogas, con amplia experiencia en el trabajo en contextos de crisis y emergencias, y con profesionales sanitarios, para ofrecer una atención a tiempo y específica, que permitiera paliar la sintomatología que ya se estaba mostrando, y prevenir otros efectos más negativos.

- ¿A cuántos sanitarios han atendido desde que se puso en marcha?
Hasta este momento se han recibido 207 solicitudes y se han realizado cerca de 600 atenciones. Se trata en su inmensa mayoría de profesionales de enfermería, aunque también se ha intervenido con médicos y otros perfiles profesionales (celadores, terapeutas ocupacionales, administrativos, personal de limpieza o técnicos de radiodiagnóstico).

- ¿Sigue funcionando?
Sí, aún está activo y seguimos recibiendo solicitudes. Nos sirve, por desgracia, como indicador de lo que está ocurriendo en el sistema sanitario. Notamos un descenso en el número de solicitudes en julio y agosto, aunque se mantuvo cierto ritmo (20 solicitudes) que se ha incrementado de forma clara desde el inicio de septiembre. Sirva como dato que la pasada semana se recibieron 7 demandas de atención en solo 4 días. Todas ellas eran de profesionales de la enfermería.

- ¿A cuántas enfermeras se ha atendido? ¿Cuál es el perfil de enfermera que más ha demandado el servicio?
El colectivo que más ha solicitado atención psicológica es, sin duda, el de enfermeros y enfermeras. Han sido el 78% de los casos, en su mayoría mujeres (que por otro lado son representativas del colectivo), con cambio de puesto o función debido a la situación sanitaria, trabajando en el SNS (hospitales y centros de salud), aunque también ha habido casos de profesionales de hospitales privados y residencias de mayores.

- ¿Cuáles son los principales problemas por los que las enfermeras han demandado el servicio?
Las pandemias tienen claros efectos psicológicos en la población, especialmente en colectivos vulnerables o especialmente expuestos, como es el caso de los sanitarios: han tenido que exponerse al agente infeccioso sin disponer, al menos en los primeros momentos, de certezas sobre cómo protegerse, o sin la protección precisa. Ese desvalimiento ha sido vivido como propio, y con una vulnerabilidad que podría repercutir en su familia o en otros pacientes.

A este sentimiento de desprotección hay que sumar la frustración de no poder desarrollar el trabajo de forma satisfactoria, debido a la saturación de los centros asistenciales, la escasez de equipos imprescindibles, la necesidad de tomar decisiones que pudieran resultar éticamente complejas y humanamente costosas y el incremento desaforado del ritmo de trabajo, con la consiguiente aparición de la fatiga y el cansancio extremo.

Los profesionales que han demandado atención psicológica han referido ansiedad, trastornos del sueño, desbordamiento y desesperación con la situación personal, familiar y laboral, miedo al contagio y miedo a contagiar a familiares, ideación suicida, estrés… Una vez disminuida la presión sobre el sistema sanitario, los solicitantes están identificando tristeza, astenia, estrés, insomnio, labilidad emocional...

- ¿Qué solución se les da a esos problemas que plantean?
En este servicio se ofrece una atención psicológica de contención, con hasta un máximo de 3 intervenciones, que pueden ampliarse en caso de que el profesional de la Psicología que interviene lo considere necesario. Se trata de un nivel de primera ayuda psicológica, con atención breve, para prevenir el desarrollo potencial de problemas psicológicos. No se trata, por tanto, de un tratamiento psicológico “al uso”, sino de un recurso extraordinario y excepcional ante la deficitaria atención por parte del Sistema Público de Salud Mental que, si ya estaba colapsado antes de la pandemia, ahora está absolutamente desbordado. Es cierto que ha habido iniciativas en los hospitales, por parte de los Servicios de Salud Mental y otros proyectos complementarios, pero la cobertura es claramente insuficiente y, además, algunos profesionales sanitarios pueden tener reticencias a acudir a dispositivos de su propio centro.

- ¿Cuál es su valoración, en base a las consultas atendidas, del estado de la salud mental de nuestras enfermeras?
Gran parte de las reacciones psicológicas atendidas no son patológicas, sino “reacciones naturales y normales ante la situación cambiante e incierta en la que todos nos encontramos” (WHO. Regional Office for Europe, 2020). Sin embargo, eso no significa que no deban ser abordadas, ya que, si no se previenen, podrían desembocar en trastornos mentales graves. Los profesionales sanitarios han sufrido una carga emocional y de estrés, intensa y sostenida. La atención debe ser brindada por profesionales de la Psicología, colegiados, que ayuden desde la evaluación y la intervención, a minimizar los posibles efectos que a corto, medio y largo plazo podría tener el sufrimiento no atendido.

- ¿Qué podemos mejorar (o cómo) en la salud mental de nuestras enfermeras? ¿Qué recomendaciones dan desde su profesión?
En estos momentos, de forma clara, la salud mental en la profesión de enfermería está condicionada por factores externos: la incidencia de la pandemia y las condiciones laborales en las que se desarrolla el trabajo, caracterizado por una sobrecarga sostenida, disminución de los periodos de descanso, exigencia emocional intensa… Si se eliminaran o modificaran estos factores, se mejoraría sin duda el bienestar psicológico.

Ahora bien, en estas circunstancias, es muy importante el equipo de trabajo, como apoyo y como espacio para la expresión de los sentimientos, emociones… compartiendo, hablando y visibilizando situaciones que, seguro, están siendo experimentadas de forma muy similar.

Además, ante la presencia de alteraciones del sueño, ideas intrusivas, labilidad emocional…, desde la Psicología recomendamos solicitar ayuda profesional a psicólogos colegiados desde la aparición de los primeros síntomas, impidiendo que se agraven. Una atención adecuada y a tiempo, tiene un papel preventivo indudable.


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