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25 ago 2025
Actualidad
Las cada vez más frecuentes olas de calor extrema hacen que los trabajadores y las poblaciones más vulnerables se vean expuestas a condiciones térmicas peligrosas que pueden provocar deshidratación, disfunción renal y trastornos neurológicos, además de disminuir la productividad laboral.
El aumento de los episodios de calor extremo está provocando problemas de salud en las poblaciones más vulnerables y en trabajadores de sectores como la construcción y la agricultura.
Según indican desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés térmico ya está perjudicando la salud de miles de millones de trabajadores por lo que “esta nueva guía ofrece soluciones prácticas y basadas en la evidencia para proteger vidas, reducir la desigualdad y desarrollar una fuerza laboral más resiliente en un mundo en calentamiento”, asegura el Dr. Jeremy Farrar, subdirector General de Promoción de la Salud, Prevención y Atención de Enfermedades de la OMS.
El informe, ‘Cambio climático y estrés térmico en el lugar de trabajo’, es el resultado de cinco décadas de investigación y evidencia, destacando que la salud y la productividad de los trabajadores se ven gravemente afectadas por el aumento de las temperaturas.
Por su parte, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el otro organismo autor del documento, indica que 2024 fue el año más caluroso registrado. Las temperaturas diurnas superiores a 40 °C e incluso superiores a 50 °C son cada vez más frecuentes, lo que indica claramente que se necesitan medidas inmediatas para abordar el agravamiento del impacto del estrés térmico en los trabajadores de todo el mundo.
Los riesgos para la salud incluyen insolación, deshidratación, disfunción renal y trastornos neurológicos.
Además, la productividad de los trabajadores disminuye entre un 2 y un 3 % por cada grado por encima de 20 °C.
Aproximadamente la mitad de la población mundial sufre consecuencias adversas de las altas temperaturas.
El informe destaca que más de 2.400 millones de trabajadores están expuestos a un calor excesivo en todo el mundo, lo que provoca más de 22,85 millones de lesiones laborales cada año.
Finalmente, la guía propone algunas medidas, como Desarrollar políticas de salud y calor ocupacional con planes y asesoramiento personalizados que consideren los patrones climáticos locales, trabajos específicos y vulnerabilidades de los trabajadores; centrarse en las poblaciones vulnerables, con especial atención a los trabajadores de mediana edad y mayores, a las personas con enfermedades crónicas y a aquellas con menor condición física que pueden ser más susceptibles a los efectos del estrés térmico, y adaptar las tecnologías que puedan ayudar a proteger la salud y mantener la productividad.
El estrés térmico laboral se ha convertido en un desafío global que no solo se limita a los países cercanos al ecuador, como ha quedado patente en la reciente ola de calor que ha afectado a Europa, por lo que estos organismos internacionales piden proteger a los trabajadores del calor extremo, ya que se “no se trata solo de un imperativo sanitario, es también una necesidad económica”.
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