CODEM. Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Madrid

“Me llamo Alba y soy enfermera. Actualmente trabajo en el HCSC. El pasado 30 de enero me dirigía en el autobús, como todas las mañanas, a mi puesto de trabajo. Esta vez no era un trayecto normal. A los 5 minutos, empecé a encontrarme realmente mal. Al principio no le di importancia ya que creía que se me pasaría, pero, todo lo contrario, empeoraba por momentos.

Todos los signos eran bastante visibles (palidez, sudoración, inestabilidad, vómitos, entre otros) pero pareció ser que yo era la única que lo veía ya que de toda la gente que estaba allí nadie y digo NADIE se molestó en preguntarme, ¿necesitas ayuda? Le pedí al conductor que me dejara en la siguiente parada que mi viaje hoy finalizaba antes.

Me bajé como pude y llamé a mi familia. Hacía frío, estaba oscuro y alrededor solo había campo. Vinieron a por mí y me encontraron, en un banco, semiinconsciente. Una vez recuperada y, haciendo balance de lo que ocurrió, tengo que decir que lo peor de todo fue sentirme sola, desamparada, sin nadie que me ayudase. Y es por eso mi pregunta, ¿quién nos cuida a nosotras? Desde que inicié mis estudios en la universidad supe que para el resto de mi vida sería enfermera las 24 horas del día los 365 días del año en cualquier parte del mundo.

Digo esto porque parece que somos las únicas junto con el resto de personal sanitario que estamos ahí para todas esas personas que necesitan ayuda en algún momento, o por lo menos es lo que se espera o se nos exige a nuestro colectivo. Es importante recordar que da igual la raza, el sexo, la clase social, la religión, la profesión, TODOS somos personas. Dejemos de mirar hacia otro lado cuando las cosas no nos perjudican a nosotros directa o indirectamente y empaticemos más con el prójimo”.